La novela Blue Label del caraqueño Eduardo Sánchez Rugeles ya pronto llega al cine

 En octubre pasado el mismo Eduardo Sánchez Rugeles informó que el films de su novela Blue Label/Etiqueta Azul daría comienzo a su rodaje:



 El próximo lunes dieciséis de octubre comenzará en Caracas el rodaje de Blue Label/Etiqueta Azul. Hace seis años, Alejandro Bellame Palacios me escribió un correo electrónico en el que me contó que su esposa, Elsy Gomes, le había dejado un ejemplar de la novela en su mesa de noche y le advirtió que esa sería su próxima película. No creo ser capaz de enumerar (y creo que Ale tampoco) los continuos accidentes y peripecias que han acompañado la redacción de este guión cinematográfico. Los orígenes de esta película, vistos en perspectiva, resultan confusos y aleatorios. Las versiones se superponen y, en ocasiones, pueden llegar a contradecirse. El inventario de reveses es amplio, pero la persistencia ha sido más consecuente. Un grupo significativo de personas ha hecho posible que, después de tantos esfuerzos e inconvenientes, el Fiorino pueda salir a la carretera.

 Entre todos estos tropiezos, el guión ha sido el principal beneficiario. Los retrasos, los largos parones, nos han obligado, permanentemente, a revisar el material con lupa, tras extensos períodos de reposo. Las lecturas críticas, relecturas y reescrituras han sido una constante en este proyecto. En general, las pausas son sanas para cualquier ejercicio de creación literaria. El reposo visibiliza lagunas, aciertos, ausencias, cosas que podrían ser mejor o contarse de otra manera, por lo que muchas de las dificultades de producción han jugado a favor del argumento, de su solidez y su coherencia. Escribir a cuatro manos no es una tarea fácil (mucho menos estando en países y husos horarios diferentes). La comunicación entre las partes, la confianza, la honestidad, tiene que ser flexible, franca y, en ciertos momentos, implacable. Se trata de un entorno laboral en el que los egos estorban, en el que las ideas no pueden patentarse a título individual y en el que los personajes son los únicos autorizados para imponer su criterio. La redacción del guión de Blue Label/Etiqueta Azul, en este sentido, fue una delicia. No hay una sola escena de esta película que no haya sido debatida por horas, entre cervezas y trasnochos, a través de un Skype pixelado e intermitente. Creo que Alejandro coincidirá conmigo si afirmo que todo lo que hemos hecho (lo que hemos agregado, suprimido, modificado), ha sido pensando en la salud argumental de Eugenia. Nuestra protagonista siempre tuvo la última palabra.
Blue Label/Etiqueta Azul reúne un equipo técnico y artístico cualificado y comprometido. La confección del reparto, articulada por Guillermo Londoño y Willian Goite,  nos presentó a una serie de jóvenes talentos que dificultó, en gran medida, el proceso de selección. Después de un riguroso trabajo por parte de los directores de casting (múltiples visionados, pruebas, insomnios, debates), nos complace presentar a los protagonistas.

 La primera prueba actoral que vimos, en la convocatoria de 2014, fue la de Erick Palacios. Alejandro eligió una muestra al azar del amplio material que había recopilado Guillermo Londoño. Y fue así como conocimos a Vadier. La situación condicionó, inevitablemente, la participación de sus competidores. La búsqueda de Vadier tropezó con caracterizaciones notables. Muchos participantes hicieron interpretaciones brillantes, pero Erick había dejado el listón demasiado alto, por lo que resultaba difícil no tenerlo presente. Alejandro, sin embargo, no quería precipitarse con la decisión, por lo que le pidió a Londoño y, más tarde, a William Goite que dejaran abierta la búsqueda. Las nuevas convocatorias presentaron alternativas valiosas, sólidas. Había dos o tres nombres sobre la mesa, por lo que pasado el efecto de las impresiones iniciales, decidimos volver a ver a Erick. Creo que todavía tengo guardado el mensaje de WhatsApp que, alguna madrugada estival, ratificó la noticia: “No hay que buscar más, Ed. Si nos da la gana, Erick Palacios podría ser Eugenia”.

 El actor que interpretaría a Luis Tévez fue el más difícil de elegir. Hasta hace unas semanas, había cuatro candidatos activos con grandes posibilidades de hacerse con el papel. Hasta hace unos días había dos. Hasta hace unas horas… Londoño, Goite y Ale coincidirán en que esta elección fue la más exigente de todo el conjunto. Algunos actores nos gustaban por su lenguaje corporal, otros por la mirada, otros destacaban por sus dotes histriónicas, algunos por el físico, pero el compendio de cualidades que definen la personalidad de Luis nos obligaron a ser sumamente estrictos en la evaluación. A pocas semanas del rodaje, con el equipo técnico definido, con la plantilla artística cerrada, todavía nos faltaba saber quién interpretaría a uno de los protagonistas. En el crew se formaron quinielas sobre las posibilidades de los últimos candidatos. Los problemas de agenda también nos jugaron en contra y generaron imprevistos. Algunos candidatos tenían compromisos impostergables con casas de estudios o lugares de trabajo. Horas antes de cerrar este post, tras un arduo proceso de deliberación, Alejandro Bellame me informó por mensaje de WhatsApp que Luis Tévez sería caracterizado por el joven actor Christian González. 

 Si esta película se hubiera rodado hace cinco años, como ingenuamente lo habíamos contemplado en nuestras primeras conversaciones, Eugenia habría sido interpretada por otra actriz. En aquel momento, tuvimos algunos acercamientos para conformar otro reparto. Hicimos algunos contactos, conversamos de manera informal, pero el paso del tiempo es implacable, y mientras los actores continuaban haciéndose mayores, indefensos ante los rigores de la treintena, Eugenia seguía teniendo diecisiete años, lo que nos hizo sacrificar aquellas propuestas. No encontramos a Eugenia en la convocatoria de 2014, a pesar de que había candidatas interesantes. Todas las chicas eran diferentes, tanto física como interpretativamente, pero la experiencia no es un asunto vano, mucho menos para un personaje con tantos matices emocionales. La prueba de María Gabriela nos llegó en un archivo de video. Desde que era una niña, esta joven actriz ha estado parada delante de una cámara, conoce las claves y las trampas del oficio, y el encuadre, claramente,  proyecta ese valioso recorrido. Versátil, dulce; de mirada severa y frágil, espontánea. María Gabriela de Faría nos cautivó con su construcción (y su apropiación) de Eugenia.

 El resto del reparto lo conforman: Alberto Alifa (padre de Eugenia), William Goite (Tío Germán),  Edmary Fuentes (Titina), quien destacó con creces en otra de las elecciones más exigentes, y los jóvenes actores Laura Portela (Natalia), Eduardo Loynaz (Jorge), David Ortíz (Floyd), Rafael Fermín (Pelolindo), Anneris Treco (Nairobi), Fabiola Reyes (Claire), Andrés Moros (Daniel) y, entre otros, Edgardo y Gerardo Sorondo (Dustin y Maikol). En los próximos días, presentaremos al equipo artístico en su totalidad.

 DIRECTOR: Alejandro Bellame Palacios. PRODUCTOR EJECUTIVO: José Ernesto Martínez. GUIÓN: Eduardo Sánchez Rugeles y Alejandro Bellame Palacios. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Alexandra Henao. DIRECCIÓN DE ARTE: Matías Tika. PROTAGONISTAS: María Gabriela de Faría, Christian González, Erick Palacios y Edmary Fuentes como Titina.

 Desde que, hace algunos años, corrió la noticia de que estábamos trabajando en este guión cinematográfico han sido muchas las personas que, amablemente, se han interesado por el devenir del proyecto. Compartimos con ellos nuestra gratitud por su confianza y su paciencia. Las expectativas con el rodaje son inmensas, pero esto es solo otra parte del proceso, luego vendrá la postproducción, la distribución, los festivales, la exhibición, asuntos que, para la salud mental del guionista, solo le competen a Alejandro y al equipo de producción. Tras las exigentes labores de escritura para cine de Blue Label/Etiqueta AzulJezabel (Hernán Jabes) y Las Consecuencias (Claudia Pinto) creo que me tomaré un respiro y volveré a la novela.


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